'PRI': Cómo Lady Gaga demostró a sus haters que estaban equivocados


Lady Gaga tuvo un ascenso meteórico a la fama y hoy es considerada como una de las artistas más reconocidas a nivel mundial, logro que necesitó de un gran esfuerzo frente a numerosos obstáculos que se presentaron, según lo que declaró en numerosas ocasiones y más recientemente en la gala 'Women In Music'.

En el mismo evento, donde recibió el título 'Mujer del Año', agradeció a todas las personas que confiaron en ella y a todas las que no, asegurando que estas últimas son más de las que imaginamos. Efectivamente podemos comprobarlo.

El odio hacia Lady Gaga comenzó a surgir incluso cuando ella era conocida como Stefani Germanotta. Así lo señala la periodista Lauren Bohn en un nuevo artículo a través de el portal 'Public Radio International' inspirado en la confusión con Leonardo DiCaprio en los "Golden Globes" (recuérdalo aquí), recordando como un grupo de Facebook criticaba a la joven artista cuando daba sus primeros pasos camino a la fama y aseguraba que nunca sería una estrella:


Cuando era una estudiante nueva en la Universidad de New York y Facebook solo tenía un año, y las personas creaban y se unían a grupos como "Tengo hoyuelos" o "Identificación falsa, por favor!", recuerdo haber entrado a un grupo de Facebook que rompió mi corazón. Su nombre, era algo como: "Te odio Stefani Germanotta, nunca serás famosa".

Esa página compartía fotos de una chica muy joven y linda de 18 años que se parecía a Norah Jones, una estudiante de la Universidad de New York quien cantaba y tocaba el piano en bares locales.

El grupo estaba repleto de comentarios, afilados como espinas de puercoespín, atacando a la aspirante a músico por ser una "z*rra necesitada de atención". Muchos se preguntaban: "¿Quién se cree que es?". E incluso recuerdo a un chico publicando un folleto de una de sus próximas presentaciones en un bar local. Ha pisoteado claramente el folleto, una muestra de su alma turbia luchando para eclipsar su nombre.

No pude evitar la sensación de asco mientras me desplazaba hacia abajo en esa página de Facebook, pero más o menos -y rápidamente- me olvidé de ese grupo y de esa chica con los intensos ojos de cuervo.


Hasta unos cinco años más tarde. Yo estaba en un tren de Amtrak desde Nueva York a Filadelfia, leyendo un perfil de Vanessa Grigoriadis en New York Magazine donde aparecía el perfil de una cantante llamada Lady Gaga. Flotaba un poco sin pensar a través del artículo hasta que llegué a la primera frase del segundo párrafo:

"Antes de la reunión, asumí que alguien con un nombre artístico como 'Lady' (su nombre de pila es Stefani Joanne Germanotta) iba a ser un poco distante...".

¡P*ta madre!, grité a un coche vacío (los que estaban conmigo saben que realmente grité). ¿Lady Gaga es STEFANI GERMANOTTA? ¿STEFANI ES LADY GAGA?

Me invadió un cóctel vertiginoso emocionante como el de una madre al ver a su hija en un concurso de belleza o el de la triunfante venganza de un nerd. Pero también vergüenza. La vergüenza que no haber escrito en ese grupo, la vergüenza de nunca defender a la chica con los intensos ojos de cuervo, la chica cuyos volantes fueron pisoteados, probablemente en algún lugar cerca de mi dormitorio.

Pero, de nuevo, pronto me olvidé de esa revelación y esa sensación. Sentimientos. Son tan fugaces. Más aún, las revelaciones. Tenemos que volverlas a descubrir constantemente cada maldito día.

Al igual que la semana pasada, cuando me desperté con este meme.


Vi la mirada turbia eclipsando su nombre. Los ojos girando. Las virtuales risas cobardes. El "¿Quién se cree que es?".

Tengo un montón de sentimientos, pero el más fácil de articular: gratitud.

Stefani, gracias. Gracias por siempre pensar que eres una superestrella, por usar tus grietas para que la luz salga con más intensidad.

Los seres humanos, vamos a seguir el ejemplo. Lady Gaga.

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