El pasado 8 de junio, Lady Gaga y Tony Bennett arrasaron con su primer presentación en el 'Royal Albert Hall' de Londres, Reino Unido, y algunos sitios estuvieron presentes para elaborar sus propias opiniones acerca del show .
Caroline Sullivan, representante del portal 'The Guardian', publicó un artículo donde destacó la química que demostraron tener sobre el escenario, el ejemplo que representan por su diferencia de edad y culmina con una calificación favorable. A continuación puedes leer el artículo traducido:
"DIVERSIÓN DESCARADA DESDE LA REALEZA DEL JAZZ A LA MADRE MONSTRUO DEL POP"
La compañía discográfica me preguntó cual era la razón de grabar canciones viejas, así que les dije, "Bueno, me gustan más que las nuevas", dice Tony Bennett, a medio camino a través de un espectáculo compuesto por sus estándares de jazz tan queridos. Según esta definición, Lady Gaga debería ser un artista que saldría de su manera para evitar, pero los dos se han unido más por su amor por el 'Great American Songbook' (lista que incluye las composiciones más famosas de la cultura popular de los Estados Unidos en el siglo XX), y aquí están juntos: la realeza del jazz y la Madre Monstruo del pop. En una gira para promover su exitoso álbum de duetos, "Cheek to Cheek", del cual Bennett hizo broma ingeniosas: "Nos gustaría que lo compren, porque realmente necesitamos el dinero", ellos estaban teniendo un momento maravilloso.
La relación entre el cantante de 88 años y ella de 29 años, es de beneficio mutuo: él le da seriedad a ella, ella le da energía a él y la química es real. Una vez dicho esto, Bennett está en el escenario con más frecuencia que Gaga, a pesar de su igual facturación, y esto a menudo se siente como su concierto. No es malo, sin embargo, cuando escuchamos su voz ronca le da un verdadero significado a las canciones que ha cantado desde hace 60 años. Hay cosas buenas en el rico tejido de su voz, especialmente es evidente cuando un segmento de la Big Band en el escenario se separa para formar una pequeña unidad íntima; su lucha por las primeras notas de 'Stranger in Paradise' es una prueba definitiva de su estatus como el último superviviente de la élite del jazz de la época. Sin embargo, hace fácil el trabajo en 'I Left My Heart in San Francisco', y, en los duetos con Gaga, ofrece la sutileza de su drama sin restricciones.
Su afinidad musical produce grandes momentos. 'I Can’t Give You Anything But Love' suena jubilosamente; 'Nature Boy', como una balada emocionalmente emprobrecida, es un contraste fascinante de texturas vocales. Hay mucho coqueteo, sobre todo del lado de Gaga que con frecuencia pone su brazo cubierto de lentejuelas azules alrededor de Bennett, y es incapaz de resistir el cambio de una línea en 'I Won't Dance' como: 'You're gentle, 'specially when we do the horizontal' (eres tierno, especialmente cuando hacemos el horizontal). Todo está conectado a tierra en un reverencia por lo que muestra a Gaga como una pareja menor.
La diferencia de edad es realmente evidente durante los números en solitario de ella, que están acompañados de múltiples cambios de vestuario. (Bennett, que apenas necesita decir que se pega a su traje). Hay una valentía en 'La Vie en Rose' y un descaro en 'Bang Bang (My Baby Shot Me Down)'; aquí es donde ella se convierte en especial, en una empática Mother Monster, ordenando cuidar el uno del otro. Es un ejemplo de la diversión que se puede lograr reuniendo a los opuestos.
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